Las necesidades vitamínicas varían según las especies de ovinos, con la edad y con la actividad. Cuando no se aportan en la dieta o no son absorbidas en el intestino, se desarrolla una carencia que se traduce por un cuadro patológico específico. Los animales deben obtenerlas a partir de los alimentos de la dieta.
Ciertas vitaminas son ingeridas como provitaminas (inactivas) y posteriormente el metabolismo animal las transforma en activas (en el intestino, en el hígado, en la piel, etc.), tras alguna modificación en sus moléculas.
Los trastornos orgánicos en relación con las vitaminas se pueden referir a:
Avitaminosis, recibe este nombre el cuadro patológico producido por carencia de una o más vitaminas. Para cada vitamina, la deficiencia determina un cuadro clínico característico.
Hipervitaminosis, si existe un exceso por acumulación de una o varias vitaminas, sobre todo las que son poco solubles en agua y, por tanto, difíciles de eliminar por la orina. Cuando las vitaminas liposolubles son consumidas en exceso, las que no llegan a ser utilizadas tienden a acumularse en la grasa del organismo, provocando efectos perjudiciales.
Es importante conocer los trastornos producidos por sus excesos y deficiencias y de ser posible pedir apoyo a un especialista para prevenir y mantener la salud animal.